Llamas gemelas en misión especial: Materializando sueños pandémicos
El caballero desenvainó su espada ante el dragón de nuestra era… pero como en estos tiempos los caballeros no luchan solos, antes de que lanzara su ataque, la princesa se interpuso con su escudo para proteger a su amado, y apuntando al dragón COVID con una amenazante rosa roja, le advirtió con contundencia:
"No permitiremos que nada ni nadie se interponga entre nosotros, dos personas unidas por un vínculo de amor divino...
...y nunca más permitiremos que dragones tan temibles como tú nos intimiden, ni que su microscópico y amenazante tamaño nos impida llenar de rosas los días que componen nuestras vidas"
Y como quien desnuda su cuerpo, dejaron caer las mascarillas que mostraron de nuevo sus sonrisas ante el mundo, pues no hay beso encerrado en los labios que se resista a ser entregado a la persona amada (…como no hay montaña suficientemente alta que me impida llegar hasta ti).
…como siempre, el amor triunfó una vez más y brilló con más fuerza que nunca.
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¿Misión imposible? No para las llamas gemelas
Hace sólo un par de días, el pasado 23 de Abril de 2021, celebrábamos la festividad de Sant Jordi en esta bella tierra que se llena de rosas rojas por un día, y junto al resto del planeta también celebra el día mundial del libro.
No fui ni la primera ni la última que salió de casa este pasado viernes, no tanto por comprar libros como para mirar las calles de nuestra preciosa Barcelona con ojos renovados. ¿Cómo no hacerlo? Hace justo un año lo más que podíamos hacer era soñar con las multitudes propias de esta fiesta… y añorar no sólo el intercambio de una rosa y un libro como marca la tradición, sino los abrazos y los besos reprimidos que con el paso de los días se quedaban atrapados en nuestra piel y nuestros labios, a la espera del ansiado reencuentro con el ser amado.
Unos más conscientes que otros (aunque de alguna forma, todos sin excepción) sentimos que algo muy poderoso tomaba las calles de nuestra ciudad, y no era otra cosa que la propia vida y las ganas de vivirla… y ante semejante corriente todos sus habitantes deseábamos zambullirnos en ella.
Y así lo hicimos: porque además de Sant Jordi, este año celebrábamos tantas cosas que había que brindar por todas ellas, aunque fuera con un café por falta de tiempo, pero hacerlo como si de un ritual sagrado se tratara: celebrábamos LA SUPERVIVENCIA en el sentido más trascendental de la palabra.
Y es que no sólo seguíamos aquí como seres vivos; también había sobrevivido todo aquello que realmente importa, aquellas pequeñas “cosas” que elevan a otra categoría los días cotidianos, esas “cosas” que muchos ya valorábamos antes de la pandemia y cuya privación de las mismas sólo sirvió para reafirmarnos lo acertada que era nuestra escala de valores.
Curiosamente para otros, esas mismas “cosas” tuvieron que revelarse ante sus ojos (por primera vez en sus vidas) durante los meses de encierro como “las realmente esenciales para su felicidad”. Pero lo más curioso es que, todos sin excepción, descubrimos que todo aquello que echábamos de menos eran “cosas” tan inmateriales como indispensables para nuestras vidas: el aire que respiramos, las risas con los amigos, el sabor de los besos, el viento acariciando el cuerpo montando en moto o el apasionado amor que une a dos personas que se aman de verdad.
En definitiva, todo aquello que nos hace sentir vivos, que nos alegra el corazón, que le da sentido a la existencia… aquello que nos hace caminar hacia nuestros sueños sintiéndonos imparables hasta materializarlos.
Pues así, buceando entre mis ideas bajo la sombra de un árbol de la Rambla de Cataluña, justo enfrente de una de las librerías más concurridas de la ciudad, me encontraba aguardando la llegada de mi amado caballero. Eso sí, cual princesa del siglo XXI: calzada sobre mis taconazos de rigor, cargando con el maletín del ordenador y tomando un coffee take-away porque no cabía un alfiler en las terrazas de la zona.
Y bajo la luz dorada de un sol pletórico brillando con toda su fuerza… mi caballero, subido sobre su blanco corcel, se abría camino entre la gente directo hacia mí: vaya, que con el pitote de tráfico que había en pleno centro de Barcelona, con un whatsapp enviado sobre la marcha minutos antes de su llegada y al grito de “Helmet ready for you!”, así, sobre la moto con el casco puesto y el mío en mano… llegó por fin el amor de mi vida hasta donde yo lo esperaba para darnos a la fuga.
¿Y qué importaba dónde... mientras fuéramos juntos?
Materializando nuestros sueños juntos
Tomar esta foto que tanto significado encierra bajo su sencilla apariencia era algo impensable el año pasado, algo con lo que soñábamos y no podíamos hacer, pero soñándolo a pesar de todo… y bajo el poder de la determinación (con el convencimiento de quien ya sabe bien que eso que anhelamos sucederá) hace un par de días materializamos este sueño.
Algo sencillo, sí, a nuestro alcance en estos días también… pero piensa esto: hace un año esto mismo nos resultaba imposible. ¿Cuántas cosas maravillosas creemos sueños imposibles al principio? TODAS, pero el secreto para que todo aquello que deseamos pase de ser un sueño, a ser nuestra realidad, es precisamente eso: CREERLO POSIBLE.
Como dijo en su día Albert Einstein:
“Como NO sabía que era IMPOSIBLE… ¡LO HICE!”
Con los más grandes sueños y los más ambiciosos proyectos sucede igual: todo comienza con una visión tan ilusionante como abrumadora que despierta nuestro deseo más profundo de hacerlo realidad, le sigue la determinación de materializarlo (aunque aún no sepas ni por dónde empezar), pero soñándolo y deseando conseguirlo es cuando entonces, un día llega la inspiración sobre cómo dar ese primer paso… y llegado el momento ¡lo das…! y a ese paso le seguirán todos los demás.
Y así, caminando con confianza en dirección a tu sueño, llega el día en que tu maravilloso premio está ya casi al alcance de tu mano… y cuando por fin lo alcanzas deja de ser solo un sueño para convertirse en tu realidad tantas veces soñada.
En ese momento te das cuenta de que aquello que ya es tuyo, aquello que has conseguido, ¡al principio te pareció imposible!, pero lo que marcó la diferencia entre haberse quedado en un precioso sueño imposible... o alcanzarlo y hacerlo realidad fue justo eso: CREERLO POSIBLE.
Pues de la misma forma que ha sucedido con este pequeño logro, RECUERDA, MI AMOR:
Tenemos la capacidad de materializar nuestros más poderosos sueños...
...y son aquellos que hacen feliz a nuestra alma, los sueños que caldean nuestro corazón.
So… Let’s dream-on, my sweet dreamer!
Soñemos y no dejemos de soñar, precioso mío, porque recuerda…
Así que toma mi mano de nuevo y sueña junto a mí, mi amado durmiente, porque ÉSE es el principio de la materialización de TODOS y cada uno de nuestros más bellos SUEÑOS CONJUNTOS.
Y como diría el papá de El Principito, Antoine de Saint-Exupéry:
“Hagamos de nuestra vida un sueño y de nuestro sueño una realidad”
We will do it together, Darling... Ya sabes que lo he visto, cariño ;)
Con amor infinito para el hombre de mis sueños hecho realidad:
Tu llama gemela, tu rosa más personal...
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